Existen diversos tipos de agentes inteligentes, cada uno adaptado a distintos escenarios y necesidades empresariales.
Por ejemplo:
Agentes reactivos, que responden automáticamente a eventos y condiciones predefinidas.
Agentes deliberativos, que planifican estrategias a partir del análisis de datos y predicciones.
Agentes colaborativos, que interactúan entre sí para resolver problemas complejos y coordinan procesos entre áreas.
Todos ellos pueden combinarse para ofrecer soluciones personalizadas que potencian la productividad y la innovación.